Acompañadas por la canción “Volveremos a brindar”, imágenes de televisión del presidente y los ministros del Gobierno trabajando en sus despachos, respondiendo a la prensa, visitando hospitales, escuchando atentamente a los sanitarios, consolando a los enfermos… Deja de sonar la música, las imágenes se funden en negro... Aparece una ventana en el Palacio de la Moncloa iluminando la noche. Una voz en off declama...
OFF
… Mientras la oposición
aprovecha la pandemia para derrocar al Gobierno, éste lucha infatigablemente
por salvar vidas… Mientras la oposición duerme y recupera fuerzas para atacar
como una manada de hienas, una luz permanece encendida a altas horas de la noche
en el palacio de la Moncloa. Es nuestro presidente, que vela el sueño apacible de los que saben que su futuro está ne buenas manos…
PALACIO DE LA
MONCLOA. EXTERIOR. NOCHE.
La cámara recorre lentamente las fachadas del edificio. No se ve ninguna luz encendida.
DORMITORIO
PRESIDENCIAL/PALACIO DE LA MONCLOA. INTERIOR. NOCHE.
PEDRO se agita bajo las
sábanas y sobre el colchón presidential king size (200x200). De repente,
oye como si alguien chistara. Se incorpora y enciende la lámpara de la mesita
de noche. En una silla, vestido con el mismo uniforme con que lo enterraron,
más pequeño de lo que era en vida, está sentado Francisco FRANCO. Mueve las piernas,
que no le llegan al suelo, con aire infantil. Dice con voz aflautada.
FRANCO
Joven, me ha copiado usted lo de la lucecita de
El Pardo.
PEDRO
(No
parece extrañado por la presencia de Franco)
¿Qué lucecita?
FRANCO
La lucecita de El Pardo. Una ocurrencia de mi
oficina de propaganda... La verdad es que esos chicos de la Falange tenían
talento. Qué lástima que luego se echaran a perder casi todos: el que no acabó
socialista acabó liberal... La famosa lucecita del Pardo era una lámpara que
siempre estaba encendida en mi despacho de El Pardo, indicando que yo trabajaba
día y noche por la prosperidad y la paz de los españoles, y que mi caudillaje
era una pesada carga que Dios había puesto sobre mis hombros... Cuando empezó a
correr la especie ordené que luciera la luz en mi despacho todas las noches.
Pero la verdad es que me acostaba a las nueve de la noche, después de cenar una
tortilla francesa y un vaso de leche, y dormía como un bendito de un tirón
hasta el amanecer. Manías de militar: disciplina diaria, dormir bien y hacer
ejercicio... sobre todo, si uno tiende a coger peso... Paca la culona me llamaban
esos cabrones que se decían mis compañeros de armas.
(Añade
divertido)
Ja, ja, la culona se los merendó a todos.
Pequeño, regordete y con voz de pito, pero con los cojones como el caballo de
Espartero. Cuarenta años estuvieron bajo mis órdenes. Cuarenta años diciendo
sí, Excelencia; lo que usted mande, Excelencia; siempre a sus órdenes,
Excelencia... Comprendo que tenían que darle salida al resentimiento por algún
lado; qué menos que me pusieran apodos irrespetuosos... Eso sí, su falsa
dignidad no les hizo llegar al extremo de rechazar los sillones en los
consejos de administración que les ofrecí.
(Guarda
silencio unos segundos y mira fijamente a los ojos de Pedro)
He venido para pedirle que me vuelva a enterrar
en el Valle de los Caídos.
Pedro no sabe qué decir
hasta que dice.
PEDRO
¡Pero eso es imposible!
FRANCO
Hombre, como posible sí que es posible. Y sobre
todo es conveniente; para mí y también para usted.
PEDRO
No entiendo en qué podría beneficiarme una
decisión tan impopular. Además, fue una promesa que hice personalmente a los
ciudadanos, y yo siempre cumplo...
Un estruendo de rayos y
truenos interrumpe a Pedro.
FRANCO
(Muy
serio)
Ahora no está usted en un mitin, joven; está
hablando con un muerto que ha vuelto del más allá. No debería mentir con tanto
descaro.
PEDRO
(Mirando
inquieto hacia el techo)
Perdón, no era mi intención molestar al más
allá.
FRANCO
No se da usted cuenta de la gravedad de la
situación: está usted bajo la maldición de Franco.
(Más
rayos y truenos)
Usted y todos los que estuvieron
implicados en mi reinhumación... No es que les haya echado yo una maldición
como si fuera una gitana del Sacromonte, no es eso. Quiero dejarle claro que
por mi parte no hay deseo de venganza ni voluntad de hacerles mal alguno. Pero
las leyes del más allá son las que son, y son ineludibles. Usted atrajo la
maldición al ordenar mi reinhumación. Sólo puede conjurar la desgracia
deshaciendo lo que hizo. Y debe hacerlo el veinte de noviembre, el próximo
viernes.
(Nostálgico)
Ay, 45 años ya criando malvas sin poder descansar en paz. Yo creí que conforme fueran pasando los años la gente se iría olvidando de mí, pero ¡qué va, al contrario!... Zapatero se empeñó en resucitarme, en resucitar el espíritu guerracivilista..., y desde cierto punto de vista hizo bien, no se lo reprocho..., en la lucha por el poder todo vale... que me lo digan a mí... Pero al resucitarme y andar en boca de unos y otros, todo el día que si Franco para arriba y Franco para abajo, interrumpieron mi descanso. Cuando comenzó este siglo, por fin ya no se acordaba nadie de mí, salvo cuatro gatos con más años que Matusalén. Nadie iba al Valle a enaltecerme, como dicen ustedes; iban, los más, a curiosear y ver una obra grandiosa, porque, seamos Francos (ríe su propia broma), me quedó una obra grandiosa... No me negará que impresiona... Fíjese que hasta Felipe II, con su Escorial, tiene pelusilla de mí. Y Hitler no puede disimular que se lo come la envidia; aunque es comprensible, sus cenizas las tiraron a cualquier sitio. Que, por cierto, qué insufrible es ese cabo austriaco..., lo llamo así porque sé que le jode... Se pasa todo el santo día lamentándose de su derrota y llamándome desagradecido por no entrar en la guerra. En cambio, fíjese usted qué cosas, me llevo muy bien con Stalin: la circunstancia común de haber vencido ambos a todos nuestros enemigos y haber muerto en la cama después de muchos años en el poder nos ha unido mucho a Iosif y a mí. Y lo que nos divertimos cuando nos aparecemos juntos a los antifranquistas de última hora, esos que no lo fueron cuando yo estaba vivo...
(Se
da cuenta de que Pedro ya hace rato que no le escucha. Guarda silencio unos segundos
hasta llamar su atención y dice cansado)
Sólo quiero descansar en paz.
PEDRO
¿Pero cómo justifico ahora que lo devolvemos al
Valle con la matraca que hemos dado? Si parecía que el futuro de España dependía de ello. Fíjese que hemos conseguido que gente ha pasado tan tranquila
toda su vida sin pensar en ello, ahora parecía que no podía vivir ni un día más
con usted enterrado allí.
FRANCO
Usted convirtió un “discreto acto familiar” en
un espectáculo mediático. Ahora hágalo en secreto.
DORMITORIO
PRESIDENCIAL/PALACIO DE LA MONCLOA. INTERIOR. DÍA.
Pedro despierta. Mira a
su lado. Begoña duerme.
DESPACHO DEL DIRECTOR
DEL GABINETE DE PRESIDENCIA. INTERIOR. DÍA.
Llaman por teléfono.
Iván Redondo levanta el auricular y escucha. Su cara pasa de mostrar preocupación a
alarma.
IVÁN
¡Pero no puede ser!
(Sigue
escuchando con visible alteración)
Está bien, yo se lo diré al presidente.
Iván cuelga el teléfono
y sale rápidamente del despacho.
DESPACHO
PRESIDENCIAL/PALACIO DE LA MONCLOA. INTERIOR. DÍA.
Asoma Iván la cabeza
después de llamar a la puerta.
IVÁN
Con su permiso, tengo una noticia que darle...
PEDRO
Espera, antes tengo que contarte algo.
IVÁN
¡Pero ha ocurrido una desgracia!
PEDRO
(Como
si no lo hubiera escuchado)
Siéntate, por favor... He tenido esta noche un
sueño muy raro. Raro no sólo por su contenido, que ahora te contaré, es que lo
recuerdo al detalle, como si fuese real...
¿Tú crees que hicimos bien al sacar a Franco del
Valle de los Caídos?
IVÁN
(Quiere
ignorar la pregunta y contarle la grave noticia que acaban de comunicarle, pero
responde)
Desde luego. Lo esencial es marcar a la
derecha con el estigma franquista y que el antifranquismo siga teniendo sentido
45 años después de que Franco se mudara a criar malvas.
PEDRO
Qué
curioso, has utilizado la misma
expresión que él.
IVÁN
¿La misma expresión que quién?
PEDRO
Déjalo, déjalo, sigue.
IVAN
(Se
encoge de hombros y sigue)
Si el franquismo ha sobrevivido a Franco no ha sido gracias al grupito de nostálgicos franquistas que quedaban, que esos cabían en un microbús, sino a que los antifranquistas de hoy, que no quisieron serlo cuando tenían sentido serlo, lo mantienen vivo casi medio siglo después para que su antifranquismo retardado tenga sentido. Y también ha sobrevivido gracias los que no pudieron ser antifranquistas por edad, esos niñatos -bueno, y no tan niñatos, que a algunos los tenemos sentado en el Consejo de Ministros- que creen que combaten al fascismo luciendo un triángulo rojo en tuiter o en la solapa. Debemos aprovechar y fomentar esas ridículas pasiones.
PEDRO
(Sonríe)
No pareces apreciar demasiado a nuestros socios
de Gobierno. Por otra parte, todo eso que has dicho... digamos que jamás lo
diría alguien de izquierdas. Me maravilla tu cinismo. Eres el estratega de
izquierdas más de derechas que he conocido.
IVÁN
(Sonríe
también)
Yo, como Franco, no me meto en política.
PEDRO
(La
mención de Franco borra la sonrisa de la cara de Pedro)
Anoche soñé con Franco. Me dijo que todos
los que estuvimos implicados en su reinhumación corremos grave peligro, y
que tenemos que volver a enterrarlo en el Valle de los Caídos... ¿Qué te pasa?
Iván se ha quedado blanco.
Empieza a sudar y se afloja el nudo de la corbata.
PEDRO
¿Pero qué te pasa? Es sólo un sueño.
IVÁN
(Dice
atropellado)
Lola Delgado dio fe de la exhumación de Franco
como notaria mayor del Reino, ¿verdad? Y Baltasar Garzón inició aquel proceso pidiendo
su partida de defunción, ¿no?
PEDRO
Sí, sí, ¿pero eso qué...?
IVÁN
¡Acaban de decirme que han muerto hace unas
horas!
PEDRO
¡¡¡¿Cómo?!!!
IVÁN
¡Aplastados por una cruz franquista!
PEDRO
¡¡¡¡¿Qué?!!!!
IVÁN
El sábado... Estaban visitando Castapeña, un
pueblecito de la Sierra de Guadarrama. Se hacían un selfie debajo de una Cruz
de los Caídos que hay delante de la iglesia de San Toribio, San Tarsicio o San
Tiburcio, qué se yo... Justo en ese momento la cruz se derrumbó y los aplasto.
Hace unas horas han confirmado que eran ellos.
PEDRO
(Se
echa hacia atrás y se tapa la cara con las manos)
No me lo puedo creer... Franco me advirtió de
ello.
IVÁN
No creerá que... No, no puede ser. Ha sido una
casualidad.
PEDRO
Claro, por eso antes te has puesto blanco como
la pared, porque crees que sólo es una casualidad.
IVÁN
¿Y qué quiere que haga, que me tome en serio la
advertencia que Franco le ha hecho en un sueño?
PEDRO
No, claro que no... Pero no puedes negarme que
todo es muy raro... Déjame sólo, tengo que pensar.
IVAN
Seamos prudentes. Esperemos unos días, a ver qué
pasa.
PEDRO
Hoy es lunes y el viernes es veinte de
noviembre.
IVÁN
Esperemos hasta el miércoles. Si no ocurre nada
hasta entonces, aquí no ha pasado nada.
PEDRO
Está bien... Envía mis condolencias a las
familias de Lola y Baltasar. Y redacta un comunicado para la prensa... Y de la
maldición, ni una palabra a nadie. A nadie.
IVÁN
(Forzando
una sonrisa)
¿Qué maldición?
DORMITORIO
PRESIDENCIAL/PALACIO DE LA MONCLOA. INTERIOR. NOCHE.
Pedro se agita bajo las
sábanas. Nota la ausencia de Begoña. Se incorpora y enciende la lámpara de la
mesita de noche. Confirma que su esposa no está en la cama. Se levanta, camina
unos metros, traspasa la puerta del dormitorio y encuentra a Begoña en el
saloncito anejo al dormitorio. Begoña lee, y por la cara que pone, parece no
entender lo que lee.
PEDRO
¿Qué haces?
BEGOÑA
Ah, hola. Escucha: "La metodología que
aplicamos permite integrar el impacto social en la estrategia de la compañía
acelerando nuestros negocios y nuestro estado de bienestar en general. Se
trata de lo que se conoce como el 3W: gana la empresa (win), ganan sus grupos
de interés (win) y gana el planeta (win)"... ¿Qué quiere decir?... Mañana
grabo el vídeo de promoción del Máster.
PEDRO
Nada. Es que le ha dado a todo el mundo por
imitar las bobadas pomposas y sin sentido de los políticos... No te preocupes,
tú lee el teleprónter y ya está, no es necesario que lo entiendas.
BEGOÑA
Vuelve a la cama, yo no tengo sueño. Me quedo
aquí un rato.
PEDRO
Está bien, pero no tardes.
Pedro vuelve a la cama.
Al lado de ésta, en el suelo, ve un guante blanco, pequeño, como de primera
comunión. Lo recoge y lo observa con la cabeza inclinada. De repente recuerda
que el uniforme con que Franco se le apareció en sueños incluía guantes
blancos. Da un respingo y suelta el guante; antes de tocar el suelo una mano
sale debajo de la cama y lo atrapa. Detrás de la mano sale el resto del cuerpo.
FRANCO
Gracias, joven. Lo andaba buscando.
Pedro da un grito. Mira
aterrado a la puerta que da al saloncito donde está Begoña, y luego a Franco.
FRANCO
Oh, no se preocupe, ella no puede verme. Sólo
usted puede hacerlo.
Pedro se sienta en la
cama. Balbucea.
PEDRO
No, no... no fue un sueño... Es real... Estamos
malditos.
FRANCO
En sus manos está dejar de estarlo.
PEDRO
Usted ha matado a Lola y a Baltasar.
FRANCO
Bueno, comprenderá que, dada mi situación, no me
afecte que me endilguen la muerte de dos rojos más. Aún así me disculparé... Yo
no tengo nada que ver... directamente claro. Ya le dije que la maldición opera
a pesar de mí, por encima de mí. En realidad, si hay que culpar a alguien es
a usted.
(Observa
la cara de horror de Pedro)
Pero usted no podía imaginar que esto iba a ocurrir... ¿Qué persona sensata cree en las maldiciones?... Pero ya ve usted, existen. Así que no tiene más remedio que atender mi petición... Mire, me cae usted simpático. Comparte conmigo algunas de las cualidades que yo tuve en grado eminente, las que me hicieron mantenerme en el poder durante cuarenta años: confianza en uno mismo, paciencia y, sobre todo, una total falta de escrúpulos... Aunque a mí, por ejemplo, nunca se me habría pasado por la cabeza sugerir a mi amigo Pío Zabala, entonces rector de la Complutense, que le regalara la dirección de una cátedra a mi Carmen... ¿A qué viene tantos remilgos ahora? ¿Por qué no ordena mi traslado al Valle?
PEDRO
(Mirando
sin ver)
Pero no puede ser... Esto no puede estar
pasando.
FRANCO
Bueno, me tengo que marchar. No tengo más
tiempo. Ya le he advertido. De usted depende romper la maldición. Adiós.
Pedro, que sigue sentado
en el filo de la cama, se deja caer hacia atrás y cierra los ojos. Cuando los
vuelve a abrir, ya ha amanecido. Begoña duerme a su lado.
DESPACHO DEL DIRECTOR
DEL GABINETE DE PRESIDENCIA. INTERIOR. Al AMANECER.
Iván mira el teléfono.
Llaman. Lo coge.
Voz
de PEDRO
Tenemos que volver a enterrar a Franco en el
Valle de los Caídos.
IVÁN
Ayer leí el informe de la Guardia Civil sobre el (duda)... el
accidente. La cruz la inauguró Franco el 14 de noviembre de 1940... Justo
ochenta años antes de aplastar a Lola y Baltasar.
Voz
de PEDRO
Llama a Marlaska. Quiero que estéis los dos en
mi despacho antes de media hora.
Continuará...
Muy bien redactado...jiji me imagino la cara de Peter🤣🤣🤣
ResponderEliminarQué bueno.👍
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